Ayudando a la mano dominante

 

Después de este aviso, si sigue todavía algún lector por ahí, que lea muy atento porque cuento la clave de cómo pasar de ser un buen lanzador a ser un auténtico maestro, o casi.

Y la respuesta es: domina la doble tracción.

Sí, sabes que sé que ya la sabes hacer. Por eso digo, domínala. No la dominas. Para nada.

La mano dominante

En biología humana, el concepto de mano dominante hace referencia a una mayor habilidad, rendimiento, rapidez y precisión con el uso de una mano determinada (la derecha, diestros; la izquierda, zurdos).

La mano menos capaz o por la que se muestra una menor preferencia, se llama mano no dominante.

 

Todas las personas zurdas experimentan muy a menudo la sensación de haber nacido en un mundo equivocado.

El manillar de una bici, los instrumentos musicales, las tijeras de montaje, los carretes de mosca… todo ha sido diseñado para diestros.

Muchos se adaptan bien a ese mundo hostil y cómo lanzadores se vuelven ambidextros totales. Bien por ellos.

En el lanzado nuestra mano dominante se vuelve a veces un incordio, domina demasiado.

Ese dominio nos lleva a aplicar excesos de energía, con esa mano, en situaciones en las que nuestra mente dilucida que se necesita un control especial de las cosas. A saber:

  • - “La meto en ese huequito que ahí hay una maja, seguro”
  • “Vaya, ahora sopla viento, qué casualidad”
  • “Me falta un metrito para llegarle, demonios”
  • “Dios lo qué pesa este streamer”
  • “Ahora por el otro hombro que es lo que toca”
  • “La cinta se extiende hasta los 35, buffff”

 

Recuerda, amigo lanzador, que exceso de energía es sinónimo, casi siempre, de bucle abierto, trayectorias torcidas y burruños de diversa especie y difícil clasificación.

Eso tiene como resultado en cada una de las situaciones anteriores lo siguiente:

  • – Enganchón en la ramita que custodiaba el acceso al huequito.
  • – Burruño Type A3:  Amontonado/Aglomerado/Aturrullado (viento de cara)
  • – Burruño Type A2 corto, a dos metros del objetivo.
  • – Super bucle abierto, catachóf ensordecedor.
  • “Hombre, qué cruzado más mono. Hacía tiempo que no veía uno”
  • – Desalineamiento notable. Un bonito enorme gancho al final comiéndonos un montón de metros.

 

Quitando poder a la manita poderosa

Deberemos ser capaces de, en esas embarazosas situaciones, mirar a nuestra mano dominante y decirle: tranquila amiga, tú céntrate en hacer lo que sabes, como hasta ahora. La otra mano se encarga de lo demás.

Tranquila amiga, tú céntrate en hacer lo que sabes, como hasta ahora. La otra mano se encarga de lo demás.

La mano dominante debe encargarse de marcar la dirección y rotar el carrete a su debido tiempo. Y ya está.

Es la otra, la que debe imprimir la velocidad.

La misión fundamental de esta mano es la de quitarle protagonismo y compromiso a nuestra mano dominante. Debe ayudarle, colocándola en una situación de menor responsabilidad, sin restarle toda la importancia y función que tiene que cumplir. Al contrario, lo hará mejor.

Y eso no es fácil, amigos. Nada fácil. Requiere práctica, mucha práctica mental y física. Y tiempo. Lo sé.

La doble tracción

A parte de conseguir esa disociación de ambas manos en momentos concretos, para llegar a dominar la DT deberemos ser capaces de controlar con fluidez, precisión y a voluntad sus tres variables:

  1. 1. Momento de aplicación del tirón.
  2. 2. Longitud del tirón.
  3. 3. Dirección del tirón.

 

Momento

Coincidiendo con la rotación.

Incluso una vez comenzada (yo actualmente no domino bien las décimas de segundo. Así que tengo que obviar esto.)

Longitud

A más cantidad de línea volada mayor extensión del brazo.

Pasaremos de un leve requiebro de muñeca en distancias cortitas a extensión total del brazo hasta detrás del cuerpo en distancias extremas.

Dirección

En línea con el ángulo de la caña en el momento de la parada.

El brazo del tirón y la caña parecerían estar en línea.

Corolario

La doble tracción es el elemento mecánico más potente, que más recursos nos ofrece y que debe estar siempre ahí para que la mano de la caña marque el camino sin añadida presión.

Su constante práctica y afinamiento nos va a hacer unos lanzadores mucho más completos y hábiles, sobretodo en situaciones complicadas, las cuales en el río y acción de pesca son casi todas.