
La involución de la pesca a mosca
Por todos lados, a todas horas, todos los pescadores, iniciados, experimentados, competidores, de toda condición, religión, orientación sexual y oficio, parecen haber sido abducidos por el éxito rotundo del perdigón.
Hoy en día para hablar de pesca a mosca, de técnicas, de lanzado, de cañas, hilos y carretes, tienes que ponerte en modo perdigón o muchos no entenderán de qué demonios estás hablando.
Cañas de 9 pies, líneas, bajos de línea, moscas con pelos y plumas, toda la propia y rica técnica del lanzado y todo el maravilloso arte del montaje, desaparecidos en combate como por arte de magia en pos de una mayor efectividad y número de capturas. El precio a pagar: nada más ni nada menos que todo lo qué es y siempre ha representado la pesca a mosca. Al menos hasta ahora.
La pesca con perdigón trata básicamente de con el mínimo esfuerzo y conocimiento, obtener total efectividad y muchas capturas. Menos es más, llevado al extremo más extremista.
El concepto
La idea es poder llegar a cada uno de los peces del río, estén donde estén y ponerles delante del morro un pequeño señuelo brillante. Y esperar que abran la boca y les entre el engendro mitad bola de tungsteno, mitad pegote de barniz ultravioleta.
Y para conseguir ese fantástico reto necesito hilos finos que hundan rápidamente. Necesito también una caña muy larga ya que los brazos no dan más de sí, que proyecte hacia adelante el señuelo. Que, además, claro, tenga una punta muy sensible para clavar pescando al tiento, pero sea lo suficientemente potente para pelear peces grandes. Y punto. Saber lanzar no, saber montar lo muy justito, de ríos, entomología y etología apenas nada.
El caso es que, por lo menos hasta hace poco, nadie empezaba a pescar a mosca con el principal objetivo de sacar más peces. Si así fuera nos quedaríamos con el cebo, la boya o la cucharilla.
De preciosas imitaciones de insectos subacuáticos hechas con materiales naturales, hemos pasado a pegotes de barniz con cabezas de tungsteno. Alguna hasta tiene nombre y fama: la gasolina.
Desde mi punto de vista, la mayoría empezamos a pescar a mosca en su día porque ya cansados de otras modalidades, vimos en ella algo totalmente diferente y motivador. Algo mucho más bonito estéticamente, más retador y complejo, pero mucho más gratificante en el esfuerzo y aprendizaje.
Todos esos elementos, estética, complejidad y aprendizaje, han sido barridos por el perdigón, convirtiendo a la pesca en una actividad sustancialmente más fea, marcadamente simplista y cuyo nuevo nombre diferenciador y mucho me alegro por ello, es pesca al perdigón.
Hoy, por tanto y probablemente sin ser conscientes del todo, miles de pescadores ya no pescan a mosca, pescan al perdigón.
¿Qué demonios ha ocurrido?
Muy sencillo, a mi entender. Un día alguien llegó y dijo: “A ver chavales. Que sí, que esto va de sacar peces. Muchos y siempre más que el de al lado” Y así nació la competición y los competidores.
Un montón de dedicados pescadores en cuerpo, alma y generosos presupuestos, se pusieron a la tarea de descubrir cómo sacar el mayor número de peces de la manera más rápida posible.
Se dieron cuenta que había que ir al pez, estuviera donde estuviera y no esperar a que el pez se colocara o entrara en modo comida. En competición no hay tiempo de espera, ni calma. Era importante, así mismo, que no se notara mucho que la nueva técnica, de pesca a mosca, tenía poco.
El reglamento de la competición ya les dio un aviso y les dijo que si no lanzaban una línea homologada comercial no era pesca a mosca. Y los competidores le buscaron la vuelta y crearon la hilolínea: tenían que seguir llamándose campeonatos de pesca a mosca.
Algunos de esos pescadores ganaron campeonatos y mundiales con esa técnica fundamentalmente, individuales y por equipo. Fantástico reto, sin duda.
Como era de esperar, esas victorias supusieron todo un mayor empuje y energía si cabe, a la expansión de ese tipo de pesca, a la que una legión de aficionados decidió seguir, tomando lógicamente como dogma, todas las lecciones, consejos y enseñanzas de los protagonistas. El desastre se había consumado. Ya no hay marcha atrás.
Nunca la pesca a mosca, a lo largo de toda su historia, había sufrido una involución tan retrógrada y deprimente. Repito, nunca. Y creo que esto no hay quien lo pare ya.
Lo que está por venir: la nueva generación
Sin duda esta pesca seguirá en expansión. En España y en otros países. En Estados Unidos hablan de Euronymphing y gana adeptos y popularidad día a día.
Posiblemente se seguirán alargando las cañas, afinando los hilos, buscando nuevos brillos ante la previsible hartura de las truchas y del tungsteno se intentará pasar al iridio, el elemento más denso y pesado del Universo.
El número de pescadores que se inicie en la pesca directamente de la mano del perdigón, irá en aumento.
Nos encontraremos con una generación que nunca habrá montado en hackle, ni utilizado pelos, ni plumas, ni siquiera CDC. Una generación que no sabrá qué es eso del lanzado, ni nada sobre bajos ni líneas y a la que las cañas de 9 pies les parecerán piezas de museo.
Pescadores que ni entenderán, ni les importará una eclosión de insectos, ni se pondrán a la espera a ver truchas en superficie. Pescar a pez visto les sonará a juego de adivinanza y el arte de la presentación a saludo chocando codos. Una generación que no mirará ni de lejos ningún libro sobre pesca a mosca, ni los conocerán, ni falta que les hará.
Esto está ocurriendo ya y yo no puedo evitar sentir tristeza y pena. Tristeza por el ocaso de la pesca a mosca y pena por esos nuevos pescadores, por la inmensa riqueza y belleza que sin ninguna duda se van a perder.
Ya no se habla de lanzar ni de lanzado. Se trata de proyectar el señuelo: todo para atrás y luego todo para adelante. Allá que va.
¿Se puede hacer algo?
Creo que no, nada. Sin embargo, de manera inútil e inocente yo abogo por lo siguiente:
- ⇒ Mayor énfasis por parte de instructores, escuelas y Asociaciones en la pesca a pez visto, en la seca y la ninfa.
- ⇒ Menor énfasis en la competición y en esto-va-de-sacar-peces. Educar en los valores de la pesca a mosca.
- ⇒ Transformar encuentros deportivos en eventos de mosca seca.
- ⇒ Tramos de río solo seca.
- ⇒ Algo de contenido explicativo de las capturas en Facebook (mosca, presentación, dificultad…)
Tan solo son ideas, como decía, sin ninguna posibilidad. La más mínima.
El ser humano, el pescador, con muerte o sin muerte, ha demostrado, una y otra vez, que más grandes, mayor número y mira que-bueno-soy es tristemente el principal motor de toda su motivación en pesca. A la postre incluso sacrificando la propia pesca a mosca.