La niña y el cañero de Joaquín López Quintás
Elvira Azpilicueta, mi hija de 7 años (ahora tiene 14), realiza sus tareas escolares en la campa de lanzado de Unciti, un precioso pueblecito al lado de Aoiz. Entre suma y lectura, a esta aplicada niña le queda algo de tiempo para cumplir con sus prácticas de lanzado. Algo también obligatorio en su formación infantil.
Al empezar a practicar, Elvira se da cuenta que el viento es algo molesto y la niña decide dejar la caña en el suelo y realizar pantomimas de la doble tracción. Una buena opción aunque algo peligrosa.
El cañero de Joaquín, un regalo que este montador y artista gallego me hizo llegar de manera especial, forma parte importante de cualquier curso y sesión de entrenamiento que lleve acabo. Elvira lo sabe. Una herramienta resistente, ligera, desmontable y muy fácil de transportar en una preciosa funda. El mejor cañero que nunca he visto o probado, sin duda.
Un aparato tan útil y de tan fácil manejo que hasta una niña de siete años sabe ensamblar y usar con alegría sin ningún problema. Gracias Joaquín. Un beso Elvira.