Nada

Hace años que un viejo pescador con mosca me dio un sabio consejo: cuando tengas una trucha cebándose delante tuya y ya no sepas que hacer para engañarle, no hagas nada más.

Después de un rato sigue sin hacer nada y más tarde observa como haciendo exactamente lo que estabas haciendo la primera vez, te es del todo suficiente.

No sé exactamente por qué pero es algo que funciona cuando nada parece hacerlo. Quizás sea porque mientras uno no hace nada observa, se está quieto y da tiempo a que el pez se relaje y confíe.

Y esas son tres claves básicas sencillas pero muy difíciles de cumplir, especialmente cuando una buena pieza no deja de alimentarse a cinco metros de distancia.

Mientras uno no hace nada observa, se está quieto y da tiempo a que el pez se relaje y confíe.