Hito 6 – Me examinen, por favor
Si ya enseñar lanzado, en la primera década del presente siglo, suscitaba polémica y estimulaba el espíritu crítico de multitud de pescadores con mosca, el tema de los exámenes destacaba, de manera inequívoca, por tener mucha peor acogida.
Era un tema que exacerbaba ánimos y encolerizaba a propios y extraños. Incluso a muchos lanzadores les parecía un tema innecesario y un elemento discriminatorio y divisorio dentro de una todavía muy joven comunidad.
Sin embargo, lo teníamos muy claro desde el principio. Era necesario.
Como parte de un proceso de regularización de la enseñanza del lanzado, todo iniciado debía disponer de una estructura de contenidos y temas que guiaran su instrucción y marcaran su progreso. Y al final, debía de poder optar a una prueba que determinara si todas sus horas de prácticas, cursos y lecturas por las noches eran suficientes para alcanzar un nivel de habilidad y conocimientos concreto.
Por otro lado y de manera muy especial, el embarcarse en el viaje hacia la obtención de un título significaba crear un lazo muy fuerte de compromiso con el aprendizaje del lanzado. Dicho compromiso iba a redundar en todos los casos, en un mayor y más rápido progreso del aficionado.
Un vínculo y lazo del pescador con su formación como lanzador, muy superior a un simple: quiero aprender ese lance o con un metro más a mí me basta. Planteamientos estos, muy válidos pero poco ambiciosos y ciertamente limitados.
Al margen de la muy necesaria figura formal que debían representar y que ya existía en Europa y Estados Unidos desde hacía años (EFFA y FFF), sabíamos que bien gestionada con sensibilidad, inteligencia, paciencia y mucha determinación, la herramienta de los exámenes y certificaciones llegaría a suponer un apremio estimulante para muchos lanzadores. Y así fue.
A lo largo de estos años se han certificado por la CNL decenas de aficionados. Así mismo Segovia fue testigo en el 2009 de los primeros exámenes y titulaciones FFI (Fly Fishers International). Incluso dos lanzadores renombrados de nuestro país, Roberto Caldeiro y Manuel Iglesias, consiguieron sus títulos de instructor por la EFFA, mostrando la puerta abierta a un nuevo y ambicioso reto para los aficionados.
El hito
La firme determinación de un grupo de lanzadores creando y sacando adelante, contra viento y marea, un sistema de exámenes y titulaciones adaptados a nuestro país, supone, a mi entender, un muy interesante hito del lanzado en España.