
El bucle
Existe una bien asentada y justificada obsesión por un tipo de bucles, considerado como modelo a imitar y objetivo a alcanzar por todo lanzador de nivel que se precie como tal.
El bucle al que me refiero es uno estrecho y afilado con amenazante punta y de marcada simetría y verticalidad. Como he mencionado en más de una ocasión, ese bucle sirve para lo que sirve. Desde luego para ejecutar muchos lances de presentación es muy poco práctico. Con esto quiero decir que la definición de lo qué es un buen bucle es algo muy discutible y discutido.
Desde mi punto de vista, siempre dentro de los bucles creados conscientemente, no hay ni buenos, ni malos, ni bonitos, ni feos (para gustos…). Tan solo existen bucles que facilitan la ejecución de un determinado tipo de lance en unas determinadas circunstancias de pesca.
Un buen lanzador debe ser capaz de crear a capricho (suyo y de su público) bucles anchos, estrechos, redondos, puntiagudos, paralelos, de apertura lateral, rápidos, perezosos de trayectoria ascendentes y un largo etcétera.
Todos ellos pueden tener su lugar, misión y momento en esta vida.