Libertad sobre el agua (Haitaku-2)
Haitaku estaba realmente satisfecho con esa gota de comprensión con la que por sí mismo había logrado salpicar su emburruñada mente. Ya estaba más cerca de alcanzar la iluminación de la que tantas veces había oído hablar a su maestro. Sólo más cerca porque presentía que el camino iba a ser largo y tortuoso. Sabía, sin embargo, que el camino emprendido era el correcto. Un camino descrito con lo que en más de una ocasión le había oído decir a Wu-mun, maestro del templo de Hui-neng :
“Los maestros abren la puerta, pero eres tú quien debe atravesarla”
“老師開門,但它是你必須通過”
Ahora, al menos quedaba claro que la razón de ser de las serpentinas al final y comienzo de la línea también debía ser encontrada a la estela de la sobriedad de cantidad de línea floja y en pos de una mayor precisión. Genial.
Absorto en plena meditación, Haitaku observaba como una hojita flotaba dulcemente sobre la superficie del arroyo. Esa dorada hojita parecía representar la libertad total. Era capaz de adaptarse a cualquier pequeño giro y capricho del agua dejándose llevar sin ofrecer la mínima resistencia. Realmente, ¿se sentiría libre o simplemente se entregaba en paz hacia donde su destino había dispuesto para ella? ¿Había alguna diferencia?
Es curioso cómo atamos firmemente nuestras imitaciones para después en un figurado y cruel acto de arrepentimiento querer hacer que se sientan libres, sin ataduras, sin que sientan que nos pertenecen y sin que sepan que haremos lo posible para que vuelvan siempre a nosotros. Quizás de eso trataban en realidad muchas de las enseñanzas de su maestro. La búsqueda de la libertad en un mundo controlado, impuesto y determinista. Una libertad interior, personal y única. Una conciencia de libertad antes que una libertad consciente.
Y es del todo cierto. En línea con la corriente, con el fluir natural del medio, la resistencia del agua, el dragado, es mucho menor. Empieza a dejarse notar a medida que posicionamos nuestra línea a través de ella. ¡Claro! ¡Un gancho sitúa mucha menos línea transversalmente que un curvo! En línea con una piedra delante de nosotros un gancho siempre dragará menos que un curvo. Y ese fluir con y no en contra, es la razón de ser de los ganchos. Y de nuestra propia libertad.
Ahora resonaban en la mente de Haitaku unas palabras de su maestro:
Haitaku se preguntaba qué sentiría al alcanzar la iluminación. De hecho, ¿cómo saber cuando la habría alcanzado? La venta de troncos había descendido esta semana y la posibilidad de comprar un elefante para ayudarle en su transporte volvía a desvanecerse. Una vez más.