Niveles actuales de lanzado

Durante muchos años existieron dos niveles de lanzado: principiantes y avanzados. Gente que no sabía y los que ya sabían. A medida que se avanzaba en el conocimiento del lanzado y se profundizaba en la comprensión de su funcionamiento, a la vez que el número de practicantes crecía exponencialmente, la cosa cambió.

Hoy en día se habla de niveles cero, falsos principiantes, intermedios y avanzados. Quizás un día lleguemos a distinguir 10 niveles diferentes, partiendo de alguien que nunca ha cogido una caña de mosca (nivel 0) hasta el nivel 10, probablemente un lanzador del nivel de la EFFA Máster. Yo intenté realizar una clasificación así hace años. Dónde está la línea que separa una categoría de otra es un amplio y no sencillo tema. Aquí va tan solo un ligero acercamiento de la mano de una leyenda viva: Bruce Richards.

Hace años le pregunté qué elementos técnicos separan a un lanzador intermedio de uno avanzado y esto es lo que me contestó:

«Enseño a muchos lanzadores intermedios y encuentro que hay un par de aspectos que son problemas muy comunes y que les impide llegar a ser unos grandes lanzadores:

  1. 1. La mayoría de lanzadores intermedios hacen creeping (arrastre) en un grado mayor o menor. Normalmente es muy poco perceptible y nada fácil de identificar pero ejerce un gran impacto negativo sobre todo en distancia. Eliminar cualquier rotación temprana supone una enorme diferencia en el lance.
  2. 2. También la mayoría de lanzadores intermedios no traccionan tan eficientemente como deberían. Normalmente sus tracciones son demasiado cortas y secas en vez de largas y uniformes.

 

Saber identificar y eliminar el arrastre y mejorar las tracciones, es el camino a convertirse en un lanzador avanzado.» Y eso me dijo el bueno de Bruce.

«¿Qué es al arrastre o creeping?»

Desplazamiento no intencionado de la caña en el mismo sentido que el siguiente golpe de lance (frontal o trasero).

«¿Es siempre un problema y origina siempre un bucle cruzado?»

No siempre. Solo cuando esa disminución de la longitud del golpe de lanzado nos deja sin espacio suficiente para acomodar la flexión de la caña sin salirnos de la ideal trayectoria recta de la punta.