No pidas la luna
Me da un poco de corte escribir sobre esto. Supongo que mi minúsculo lado periodístico de bloguero me obliga a ello.
El caso es que el otro día salí a dar un paseo con el móvil y los auriculares. Me gusta escuchar portales de podcasts como Ivoox donde puedes encontrar programas de radio sobre pesca. De vez en cuando, encuentras alguna entrevista interesante con algún personaje de la mosca.
En esta ocasión, se trataba de una entrevista en una radio local del sur de España a un pescador con mosca con un buen palmarés en el mundo de la competición. Todo iba a bien hasta que el pescador en cuestión, señaló que para él, las tablas solunares eran una herramienta muy útil y que solía consultarlas con frecuencia. Tragué saliva.
¿Lo de las populares tablas solunares tiene algún sentido?
Las tablas solunares son algo así como los horóscopos de la pesca. Están basadas en una supuesta influencia de la luna sobre los seres vivos. Y aunque se ha demostrado la influencia tanto de las mareas como de las fases lunares (debido a la diferente iluminación nocturna según la fase lunar) sobre los ciclos biológicos de algunos seres vivos, la teoría solunar va más allá al considerar la existencia de una influencia directa e inmediata de la posición de la luna en el firmamento sobre los animales.
Para que esto fuera cierto, la única posibilidad sería que la fuerza gravitatoria de la luna fuera capaz de actuar significativamente sobre los seres vivos, y esto no es así.
Demasiado débil
La atracción gravitatoria ejercida por la luna es extremadamente débil, y solo se aprecia cuando se acumulan sus efectos al actuar sobre masas enormes, como ocurre con las mareas de los grandes océanos. Incluso en mares como el Mediterráneo, las mareas son débiles, y ya en los grandes lagos resultan inapreciables. Así que el efecto que puede tener sobre una trucha es sencillamente ridículo.
Y eso es todo en relación a este tema que yo daba por supuesto, muy inocentemente al parecer, totalmente extinto desde hacía mucho tiempo.