
O lanzas bien o no te enteras
Efectivamente. Te lo estabas oliendo.
Actualmente estoy convencido (empíricamente también, claro) que si los pescadores fueran tan buenos en lanzado (fundamentalmente en precisión y lances de presentación) como lo son en elegir y llenar sus cajas de moscas, muchos negocios de moscas y de la industria de materiales de confección de artificiales desaparecerían por falta de trabajo.
No basta con lanzar bien, hay que hacerlo muy bien y todo ese conocimiento y horas de práctica debe ser transferido al río. Es entonces cuando la auténtica supremacía del lanzado sobre las imitaciones tiene lugar. Por goleada de 10 a 1.
¿Y cómo se transfiere? Muy lentamente, de manera consciente, en muy pequeñas dosis, tomando riesgos, recordando lo practicado, con fichas de seguimiento en el chaleco y sobretodo con muchas ganas.
Para sumergirse en el apasionante mundo de lances de presentación, del cual yo creo haber tocada solo el 10%, hay que cambiar o ajustar ligeramente nuestra mentalidad de lanzadores.
No se trata de lanzar lejos, ni cerca, ni de aceleraciones, ni de arcos, agarres o bucles negativos. Se trata de ir en otra dirección. De establecer un nuevo itinerario, más personal, en esta ocasión, más hacia adentro que hacia fuera.