Percepciones idénticas: un nuevo enfoque sobre la visión

Volvemos al principio de la historia y al auténtico meollo de la cuestión. La visión de la trucha. Un tema apasionante sobre el que nunca se llegará a saber todo.

Está vez la analizamos a través de la siguiente teoría: la información que llega a la retina de la trucha sobre la forma, tamaño, brillo, color y la situación exacta de un insecto en el agua, llega conjuntamente y toda ella forma una sola percepción. Una combinación distinta de esos elementos (iluminación del insecto, tonalidades de color, pequeñas variaciones de tamaño, etc.) puede dar lugar a la misma percepción en la retina: dos casos distintos originando la misma impresión en la retina.

Y es la que la naturaleza no quiere más que hacer la vida más fácil a todas las criaturas.

La información que recibe la retina de la trucha, obliga a su cerebro a tener una sola interpretación para las miles de variantes de visiones diferentes.

Una trucha toma modelos artificiales diferentes de moscas creyendo muchas veces que son exactamente el mismo insecto.

La relación entre un mundo tan cambiante y complejo y su visión de él es de naturaleza insegura.

La trucha, como muchos otros animales dotados de visión, soluciona este problema contrastando una experiencia concreta con una base de datos de experiencias anteriores que forma durante su aprendizaje.

No analiza los componentes de la información retiniana por separado. La percepción completa conseguida, se compara con el dato archivado y su veracidad es asumida con un cierto grado de probabilidad, lo que ahorra tiempo de análisis y permite generar una respuesta rápida, absolutamente necesaria en el medio en el que se mueve. Una conducta apropiada que le permita enfrentarse con éxito a sus peligros y sobrevivir como especie.