Una invasión imparable

Hace algunos años estaba pescando la parte media del Río Aragón junto a Paul Arden, cuando en un momento dado se agachó, cogió una roca del fondo cubierta de algo viscoso y bastante asquerosillo, la sacó y exclamó: “You are fucked”.

Era la primera vez que yo oía hablar de esta alga maldita.

A partir de 2018 se introduce en Navarra una medida absolutamente necesaria: suelas de goma en nuestras botas. La idea es intentar frenar la propagación del alga invasora conocida como Didymo (Didymosphenia geminata) entre todos los ríos de nuestra comunidad.

Una amenaza imparable, sigilosa y letal acecha a todos nuestros ríos. No se trata de cormoranes, pesca extractiva ni contaminación. Se trata de algo mucho más destructivo e incontrolable.

¿Qué es el Didymo o “moco de roca”?

Es un alga unicelular con una extraordinaria capacidad para impactar los ecosistemas acuáticos de agua dulce en donde se introduce. Es sumamente invasiva y en las últimas dos décadas ha tenido una alta expansión a nivel mundial.

El Didymo es capaz de producir grandes superficies de algas que cubren, con un espesor a veces superior a 20 cm, hasta el 100% de los sustratos de los ambientes acuáticos.

Es considerada en todo el mundo como una de las más inquietantes especies invasoras de aguas dulces.

¿De dónde viene?

Se considera nativa de aguas frías-templadas del hemisferio norte, con registros en la isla de Vancouver (1984 en adelante) y de proliferación en Estados Unidos (en Dakota del Sur se presentó en una extensión de 10km. durante meses).

¿Por qué es tan mala?

Porque sencillamente acaba con todo. Provoca severas alteraciones fisicoquímicas y biológicas provocando importantes efectos negativos sobre la estructura y funcionamiento de los ecosistemas acuáticos.

Su presencia masiva produce disminución en la concentración de oxigeno disponible, afectando la biodiversidad, en especial a la nativa y a las poblaciones de macroinvertebrados y peces de manera directa.

¿Cómo se propaga?

De manera muy sencilla, fundamentalmente transportada por el ser humano. Tiene gran capacidad de sobrevivir (40 días fuera del agua) y le da casi igual cualquier condición ambiental, tipo de agua y temperatura. Una vez introducida en un río se propaga rápidamente por toda una cuenca.

Hasta hace unos años, la bibliografía se refería a la D. geminata como una especie restringida a hábitats prístinos, pobres en nutrientes y de bajas temperaturas, pero actualmente se encuentra en latitudes y altitudes menores, donde ha adoptado un comportamiento ecológico mucho más agresivo.

Se ha comprobado también que esta temible alga prolifera sobre todo en cauces regulados y, de hecho, puede soportar variaciones de caudal mucho más intensas que otras algas. Peor aún, durante las crecidas algunas colonias se desprenden y contribuyen a la dispersión de la especie.

 

El factor humano ha sido y sigue siendo la principal causa de propagación en nuestros ríos.

¿Cómo se puede exterminar?

La Didymo es considerada una especie invasiva de difícil erradicación y no existe a la fecha un sistema de control eficiente. Cuando se encuentra establecida en un ecosistema su eliminación es muy díficil y costosa.

En la actualidad se están probando experimentalmente biocidas potenciales para su control en arroyos y ríos en Nueva Zelanda. Ninguna medida de erradicación está dando resultado.

La base de las estrategias de control corresponde a la ejecución de medidas que eviten su introducción y dispersión, como la adoptada con las suelas de goma en Navarra que aunque tarde, es bienvenida.

Corolario

La tenemos en España en casi todas las cuencas y gran cantidad de ríos y su expansión es casi imparable, dependiendo únicamente de que seamos capaces de reducir el ritmo de su propagación.

En cualquier caso, aún es muy poco lo que sabemos sobre las preferencias ecológicas de esta especie y los factores que desencadenan los crecimientos masivos. Se ha sugerido que el incremento de las radiaciones ultravioleta puede favorecer su crecimiento, pero otros autores apuntan a una variante genética cuyo espectro ecológico más amplio es el responsable de las actuales infestaciones.

Mala pinta.