Revistas de pesca

(Artículo escrito cuando todavía se publicaban revistas de pescas en España: Trofeo Pesca, Jara y Sedal Pesca, A Látigo, Fario, Dánica…)


En general y salvo contadas excepciones, el lector de revistas no las lee. Se limita a pasar las hojas mirando las fotos, parándose en alguna reseña o noticia actual, leyendo encabezamientos, alguna pequeña caja de texto y títulos grandes. Nada más. No tiene mucha importancia si el artículo está muy trabajado o no cuenta absolutamente nada. No es una crítica.

Las revistas de pesca no se venden por la calidad de sus artículos. Se venden porque tienen portadas llamativas con títulos y fotos que nos obligan a querer saber a dónde hay que ir y qué hay que hacer para sacar esa pieza tan espectacular. Los pescadores somos así de infantiles y simples. Se venden porque a través de su maquetación, calidad fotográfica y tipografía el lector se deja imbuir en un mundo de espejismo y ensueño normalmente fuera de toda realidad pero muy ansiados por él. Eso es, lo que a la postre, vende una revista de pesca: ilusión. Las revistas capaces de vender esa ilusión de la manera más atractiva y menos alejada de la realidad son las que acaban triunfando. Algunas, ni siquiera así logran sobrevivir.

Es muy importante que los escritores de revistas sepan escribir artículos para un público que no va a leerlos. No tengo la fórmula exacta de cómo se hace esto. Tan solo algunas ideas.

Deben ser pedagógicos, con lenguaje muy fácil de leer, con sentido del humor, con muchas cajas de texto, consejos, fórmulas mágicas, referencias, algo caóticos dentro de una estructura muy pensada, capaces de inspirar algo, que inviten constantemente a averiguar qué es eso, que enseñen de manera rápida y que incluso a veces inciten a la reflexión. Artículos escritos en primera persona en los que el escritor se moje al opinar y decir lo que piensa.

Y sobretodo, artículos que no llenen hojas de manera descarada sin decir absolutamente nada de nada. Esos cuestan mucho menos esfuerzo de escribir que los otros y hacen daño al resto de la revista ya que cabrean mucho incluso al no lector.