El consabido regalo a las madres
Durante el tiempo que trabajé para la revista Jara y Sedal, cada año por estas fechas (Marzo), Rafael me pedía un esfuerzo especial, un doble artículo o algo diferente, al hablar del comienzo de una nueva temporada truchera.
Independientemente de qué aspecto decidiera cubrir o qué tema analizar, yo siempre acababa ese artículo de apertura de temporada con el mismo estribillo. Rafael nunca me lo reprochó, así que se convirtió en un clásico.
El tema es que a pesar de los años, por esas tan señaladas fechas para el pescador, aunque creo que en menor medida, sigo oyendo la misma cancioncilla. En fin, que no sea porque no insisto.
Te quiero mamá
La socorrida y frecuente frase de: «las dos primera truchas de la temporada me las llevo a casa porque a mi madre le encantan», coloca a las madres en una injusta situación de verdaderas enemigas de las truchas y muchos pescadores con mosca.
En su lugar, inquieto pescador y abnegado hijo, llévale un ramillete de bonitas hierbas o arbusto de la orilla del río. Es más delicado, sensible y en muchos casos más sano que un cadáver de trucha muerta.
Seguro que es así como ella lo apreciará.