Felices Sueños

No recuerdo la primera vez que leí sobre la idea de dormir la línea. Recuerdo que me encantó.

Fue una de las ideas que me inspiró y llevó a escribir un artículo verdaderamente pionero sobre el bucle: El bucle digital, una nueva dimensión en el lenguaje. En este escrito describía todas las características que detallan un bucle: velocidad, simetría, forma, plano y edad. Estos rasgos conforman los parámetros controlables de un bucle y su dominio, además de ser el sello de un gran lanzador, es el origen de casi todos los tipos de lances existentes.

La expresión dormir la línea surge a la hora de controlar la edad del bucle.

Un bucle, en algún momento de su efímera existencia puede clasificarse como neonato, adolescente, maduro y viejo. La manera más dulce y efectiva de que un bucle no desaparezca de muerte natural es durmiendo la línea. Es decir, bajando la punta de la caña después de la parada frontal bien para “arrugar” la línea o bien para que el bucle no termine de abrirse del todo.

Posibilidades

Esta simple acción es una extraordinaria herramienta capaz de ofrecernos un montón de posibilidades. Este descenso de la punta de la caña consigue diferentes efectos en la línea según se haga desde una u otra altura, según el plano de apertura y según la velocidad del descenso.

No se como puede haber alguien que se aburra con esto del estudio del lanzado. A lo mejor es que no ha tenido oportunidad de jugar.