¡Quiero volver a la hierba!
El comienzo de cada temporada de trucha, para un practicante de lanzado, es realmente emocionante. Toca recoger los frutos de tanto concepto de lanzado y de tantos ratos en la hierba. No es tarea de un solo día. Transferir lo aprendido en hierba al agua no es fácil, ni rápido, ni siquiera demasiado divertido.
Resulta curioso observar que muy en línea con este proceso de transferencia al agua, destacan con claridad muy por encima de otros, una serie de errores que comete el lanzador y que son mucho menos evidentes y frecuentes en la hierba.
Inmerso en esa excitante realidad diferente y única que es el río, el pescador / lanzador tiene una especial predisposición a cometer las siguientes 4 faltas técnicas:
1. Excesivo número de falsos lances
El viento, la matita, la falta de alineamiento y otros elementos diversos, están al acecho esperando a ese lance falso que no necesitas para nada y hacerse con él. Hombre, es lógico. Nos hemos hartado de ejecutar lances falsos en el césped. Para eso practicábamos.
Pues bien, llega la hora de ejecutar tres como máximo. Debemos realizar más lances rodados y aprovechar la tensión superficial del agua al levantar la línea. Un brazo y muñeca cansada son los peores enemigos del lanzador.
2. Arranques violentos y excesivamente sonoros de la línea sobre el agua
En la hierba no ocurría. En el agua esos arranques son los mejores alertadores de peces. Levanta la línea siempre comenzando con la puntera baja, muy gradualmente y si aplicas unas ligeras serpentinas a medida que elevas la caña mejor.
3. Dejar de mirar el lance trasero
Ya casi nos habíamos acostumbrado a hacerlo del todo y al meternos al agua solo existe el delantero. El trasero que se preocupe él mismo. Pues es en el agua donde más necesitamos saber cómo va ese lance trasero y en qué dirección. Requiere algo más de estabilidad por nuestra parte que en la hierba pero es lo mismo y se adquiere muy rápido.
4. Aplicar exceso de energía en el último lance
Sucedía en hierba pero resultaba más fácil eliminarlo. En el agua con la tensión del pez, el viento, la mata, que-me-caigo, el bajo más largo que queremos estirar, etc… ese último lance se vuelve más agresivo y descontrolado que nunca. Tranquilidad y reflexión.
Recordad el punto 9 de esta lista de momentos reveladores sobre la transferencia. Aunque en clave de humor, nos puede pasar a todos en esos ansiados primeros días. Mucha suerte.