Sobre la presión atmosférica

Existe una creencia muy extendida entre los pescadores que afirma que la presión atmosférica afecta significativamente a las truchas debido a su efecto sobre la vejiga natatoria, de manera que, tras un brusco descenso de presión, las truchas permanecen en el fondo por la imposibilidad de adaptar rápidamente su vejiga a la nueva presión.

Un mito

Pues bien, podemos afirmar que esta teoría no es más que un mito: aunque es cierto que las truchas pueden sentir los cambios de presión atmosférica a pesar de encontrarse debajo del agua (la presión que un pez experimenta es la suma de la presión atmosférica más la presión debida al peso del agua que tiene sobre ella).

En concreto, la variación máxima de presión atmosférica que podemos esperar en 24 horas equivale a un desplazamiento vertical en el agua de tan solo 20 centímetros, por lo que es altamente improbable que una trucha tenga dificultad alguna para adaptar su vejiga natatoria a los cambios de presión atmosférica.

Dicho de otra manera, la diferencia de presión que experimenta una trucha en una cebada, debida a su ascenso a la superficie del agua, es casi con toda seguridad mayor que la diferencia de presión que notará en las 24 horas siguientes debida a cambios en la presión atmosférica.

Sin embargo, es del todo cierto que los cambios bruscos de presión suelen venir acompañados de rápidos cambios de tiempo que pueden afectar al comportamiento de las truchas, por lo que tampoco podemos afirmar que no exista relación alguna entre la presión atmosférica y la actividad de las truchas, si bien se trata de una influencia únicamente indirecta.