Sobre lo que nos viene encima (parte 2)

A raíz del artículo Sobre los que no viene encima y en tan solo un día, he recibido más de 20 mensajes entre WhatsApp y correo electrónico. Para nada frecuente.

Varios aficionados me apremian a seguir con el tema pidiéndome alguna aclaración sobre algún aspecto concreto. Está claro que la cuestión suscita interés y genera tremenda inquietud. No es para menos.

Así que como estoy de vacaciones y por esta época solo pesco tres o cuatro horas al día, me pongo a ello.

¿Lo de decir que torturamos peces no es pasarse un pelo?

A mí, sinceramente, no me gusta nada la palabra. Lleva una envenenada carga antropomórfica, ya que la asociamos con prácticas e imágenes humanas del todo rechazables, llenas de sufrimiento y dolor. Poco comparable, la verdad.

Podríamos explicarlo de otra manera.

Al momento de clavar un pez y comenzar la pelea éste empieza a segregar una serie de sustancias químicas tales como adrenalina, cortisoles y catecolaminas.

Dichas sustancias se asocian con altos niveles de stress. Si la producción de alguna de ellas es demasiado alta ya que la pelea es dura o las condiciones físicas del pez no son del todo perfectas, el pez puede verse afectado sufriendo ciertas alteraciones fisiológicas que en el mejor de los casos lo mantendrá postrado varias horas y hasta días.

Así descrito, no parece tan malo. Incluso podríamos considerarlo como un devenir más dentro de la lucha por la supervivencia del animal similar a situaciones donde también sufre un determinado nivel de stress, tales como escapar de depredadores y superar sus heridas, frezar, enfrentarse a riadas, alteraciones del rango normal de temperaturas del agua, etc.

El tema no es tanto que tú y yo nos vayamos a la cama con la conciencia tranquila.

Si yo fuera un animalista intentando desacreditar la práctica del captura y suelta, lo tendría claro. Utilizaría las palabras tortura y sadismo en mayúscula con medida insistencia y lo ilustraría con fotos como las de al lado. Fotos ya usadas en algunas campañas de PETA a favor del veganismo.

Por cierto, campañas que apuntan al sufrimiento del pez antes de matarlo y comérnoslo. Imagina qué dirán cuando el sufrimiento es reiterativo y para el simple placer y regocijo del capturador.

De cara a la opinión pública bastaría. Lo de una imagen vale… De sobra.

¿Por qué dices que los campeonatos dan mala imagen a la hora de defender nuestro deporte?

Es exactamente lo que pienso. El caso es que me jacto de entender bastante bien cómo piensan nuestros futuros “enemigos”. Cosas de familia.

Con más o menos controlado riesgo, me anticipo a elaborar el tipo de argumentos y tesis que utilizarán contra nosotros y veo en la competición un punto vulnerable donde atacar.

Pescar y devolver por placer es algo malo, sádico digamos. Sacar y devolver peces para, además, medir mi valía y compararla con el de al lado es primitivo y una falta de respeto fragrante por lo que significa tratar a los peces como meros balones de fútbol y al río como un campo de juego. Una actividad toda ella llena de falta de ética y respeto por el animal y su entorno.

Recuerda que a esas alturas las truchas serán seres sintientes y dispondrán de un marco jurídico que las defienda.

Para que lleguen a meterse con la pesca antes tendrían que prohibir la caza y los toros. Y eso me cuesta pensar que llegue nunca.

Pues Dios te oiga y todos mis deseos para que tus vaticinios sean más exactos que los míos.

Hablas de una salida y un interlocutor. ¿De qué se trata?

Hablaré sobre ello cuando lo tenga suficientemente meditado.