
Solo hacia atrás
Empezamos normalmente levantando la línea delante nuestra y ejecutamos un lance trasero. Después vamos para adelante, para atrás y así sucesivamente hasta que posamos adelante en el último lance o delivery cast.
Y es, casi siempre así, lo que resulta la mayoría de las veces en el mismo número de lances frontales que traseros.
Y sin embargo, el gran porcentaje de todos los ejercicios de lanzado que existen se centran en el frontal. Supongo que no debiera ser así. El lance trasero, admitido por todos, es absolutamente clave. De lo qué seas capaz de hacer detrás surgirá lo de adelante.
Uno de los primeros retos del lanzador principante es el de observar su lance trasero con regularidad sin descuadrarse mucho. Un vez que adquiere un cierto nivel ese lanzador apenas volverá a trabajar de manera específica su lance trasero hasta que se meta en distancia y descubra la alineación. Entonces de da cuenta que el trasero no es tan bueno como él creía y que requiere atención.
Nuestra musculatura de muñeca y antebrazo no evolucionó a base de lanzar cosas hacia atrás. Desde un punto de vista evolutivo la ventaja de supervivencia de aquellos que sabían lanzar hacia atrás era insignificante.
No se me ocurre ningún deporte en el que haya que lanzar algo a nuestras espaldas. Quizás algún pase de baloncesto en plan filigrana. Y aparecemos nosotros los lanzadores a mosca y ese movimiento de lanzar la línea hacia atrás con fuerza y en ángulo y trayectoria deseada se vuelve crucial. Mala suerte.
Os propongo tres ejercicios:
- 1- Fortalezcamos el músculo abductor. Para ello nos fijamos en el ejercicio de “Rodado de a pocos” y disponemos el escenario. Exactamente igual como ejecutábamos ese ejercicio, lo realizamos ahora hacia atrás. Nada fácil. Lanzar las onditas un poco más para allí de espaldas requiere una muñeca fuerte y decidida.
- 2- Practiquemos un trasero bien recto. Con el lance honda practicábamos un frontal en un solo golpe. Sin embargo para extender toda esa línea detrás nuestra debemos efectuar un muy buen trasero. Intentemos manejar una buena cantidad de línea y comprobar hasta dónde somos capaces de llegar con una línea impoluta. Hagámoslo con atención y siendo estrictos.
- 3- Controlemos el ángulo. Coloquemos dos aros detrás nuestra. Uno en línea con nosotros y otro casi a la par pero más metido detrás nuestra. La idea, desde luego, es acertar en los aros de manera alternativa. Ese ajuste de ángulo de un aro a otro requiere exquisito control de muñeca.
Corolario
Incorporar rutinas en nuestras sesiones de entrenamiento que aislen y se centren de manera exclusiva en ese tan poco natural pero crucial movimiento de muñeca, es una buena manera de ir mejorando la fuerza y precisión de nuestro lance trasero. A la larga, algo del todo fundamental en nuestro progreso como lanzadores.