Una décima de segundo
Nuestra mosca flota por encima de la ventana de esa enorme trucha cebándose en superficie. Le vemos asomar el morro y absorber nuestra mosca con sensual delicadeza. Tensamos. Notamos resistencia y cómo la caña se arquea.
Para la gran mayoría de pescadores ese es el momento más especial de todos los posibles en pesca con mosca.
Todo lo realizado anteriormente ha sido un simple procedimiento que ahora cobra sentido. Y todo lo que ocurre después de ese efímero momento en el que sentimos que hay tensión al otro extremo de la línea, debe ser un mero trámite a despachar de la manera más rápida y precisa.
Cruel. Bello. Toda nuestra razón de ser como pescadores a mosca tras una mágica décima de segundo.