Lanzado, moscas y truchas
Las lecciones individuales de lanzado se han vuelto, para muchos, la opción más convincente a la hora de mejorar la técnica.
En sesiones cortas (menos de 4 horas) un profesor para uno solo, con dedicación y atención exclusiva, parece presentarse como la alternativa más rápida a la hora de trabajar, tanto los errores como las carencias mecánicas y destrezas concretas.
Una opción muy popular en la actualidad con la que estoy totalmente de acuerdo.
La enseñanza es una de mis pasiones y ha sido mi profesión desde hace ya muchos años.
Quizás por eso, cuando se trata de la enzeñanza del lanzado soy más exigente y crítico que la mayoría de los instructores.
Soy de los que piensan que el mismo curso o lección de lanzado puede ser desde muy poco útil hasta tremendamente práctico,…
Después de estudiar y haber escrito ampliamente sobre los errores de lanzado, me quedo con uno por encima de todos.
Uno que destaca con singularidad propia, que afecta a casi todo el mundo y que impide seguir progresando a todo el que lo padece.
No me refiero a bucles negativos, ni aplicaciones de energía, ni muñecas…
Uno de los grandes fallos de muchos instructores y monitores de lanzado, es corregir lo que no hay que corregir. Es decir, considerar como error o falta técnica aspectos que pertenecen al estilo individual del lanzador.
Cada lanzador tiene un modo propio y dentro de esa manera individual de lanzar, realiza una serie de errores que de poder corregirlos mejoraría sustancialmente su técnica de lanzado