El consabido regalo a las madres
Durante el tiempo que trabajé para la revista Jara y Sedal, cada año al principio de la temporada, Rafael me pedía un esfuerzo especial, un doble artículo o algo diferente, al hablar del comienzo de una nueva temporada truchera.
Independientemente de qué aspecto decidiera cubrir o qué tema analizar, yo siempre acababa ese artículo de apertura de temporada con el mismo estribillo.