Sonríe, por favor
Cada vez somos más los pescadores que devuelven sus capturas. Tremendo acto de generosidad, altruísmo e impulso ecologista, no es en verdad, más que un darnos de bruces con una realidad llena de sentido común: si las mato me quedo sin pesca.
Sin embargo, me empieza a preocupar el despliegue de las habilidades fotográficas de las que todo pescador conservacionista que se preste parece querer hacer gala.